Amor de mi vida!
Se me hace tan duro por días, hoy es uno de ellos, hoy último día del año mi cielito, jamás imaginé terminar este 2022 así, viuda, amor me da un dolor en el pecho el recordar que no te tengo junto a mi, que ya no te volveré a ver, que el hogar que un día soñamos por años, el matrimonio de hasta viejitos ya no va más, eso duele en lo más profundo de mi alma, de mi corazón. Aveces me pregunto si seré capaz de asumir todo esto, pues tu cariño y tu amor me hace muchísima falta para continuar, siento que postergo cosas en mi vida que en su momento tu te encargabas, obviamente se que eso ya no cambiará pero nose entro como en un letargo, en un esperar nose de que, solo es un esperar.
En estos días le decía a Jesús en oración:
Mi Jesús, sonreir duele aveces. Perdóname que aún me pregunte porque a mi? Porque a nosotros? Para que a mi? Para que a nosotros? Extraño todo de él, sus locuras, sus ocurrencias, hasta su desorden, como me trataba, verle jugar con mi niña, verle cantar y bailar, recochar, mover la barriga en espiral, inventar canciones o bobadas, extraño su sonrisa y sus ojos achinaditos, abrazarle, besarle, mis besos encorroscados, sentirme segura entre sus brazos, que ganas de ir a restaurantes con el, a nuestras citas, a cine, a pasear, a viajar, que ganas de tenerlo a mi lado todos los días, a ser simplemente nosotros.
Ay amor! Abrázame en este instante por favor, déjame sentir tu calor, regalame en la mejilla uno de nuestros besos encorroscados como aquel 30 de Diciembre de 2013 que nos dimos nuestro primer beso.
Aveces siento que me pongo más irritable de lo normal, que mi paciencia se colma más fácilmente, que expongo más fácil mi malgenio, no quiero convertirme en una persona amargada porque me faltes tu, contágiame de esa alegría que me recargabas cada día, desde allí arriba donde estés; por ello ahora confirmo mucho más que antes el gran complemento que fuimos el uno para el otro, el gran equipo que conformábamos, tu mi calma, tu mi polo a tierra, tu que sacabas la mejor versión de mi, tu que apaciguabas mi temperamento, tu mi bastón.
Es increíble como he podido experimentar el amor de Jesús, su poder sobre mi, ojalá pudiera sentir ese amor mucho más fuerte, pero mi fe también tambalea por ratos y me desenfoco, bajo quizá por instantes la mirada de la suya y es cuando siento que mi barco se hunde (como le pasó a Pedro cuando caminó sobre las aguas). Sólo le pido más paciencia de la que ya me tiene, que me consienta mucho, sabes lo mimada que soy, que no me permita sentir sus silencios, sus ausencias, que espere un poquito a que esté más fuerte para dar un siguiente paso e mi fe, le pido que por ahora me sostenga con mucha fuerza, que no suelte mi mano por nada del mundo.
Esta carta tal vez sea un poco más fuerte a nivel emocional, suelo hacerte varias para ti solo, privadas, pues se que con mi dolor causo también dolor en quienes amo y quienes me rodean, pero al mismo tiempo soy consciente de que quizá personas se puedan identificar con mis sentimientos y ser un poquito de luz en ellos, de esa luz que me da Dios a mi para resistir de pie en este combate. Somos humanos y enseñar nuestra debilidad también es fortaleza, como lloró Jesús en su momento a su amigo Lázaro. Aveces cuando más triste estoy y alguien me dice como éste proceso que he compartido le ha ayudado de alguna manera a afrontar algo por lo que esté pasando me hace sonreír y sanar un poco más mi alma, pues siento que es depositar un poco de ese amor que ya no puedo darte 100% como antes en los demás. Como decía la Madre Teresa de Calcuta "¿Donde vas a poner el amor que te va a sobrar? Pon el amor donde haga falta".
Finalizo para decirte que aun en medio de este grandisimo dolor, con heridas abiertas, estoy bien, sabes que desahogarme me ayuda siempre muchísimo, estoy con Jesús, si lo tengo a él lo tengo todo! Que ojalá todo pudiese ser distinto, si! Pero le pido a Dios que me ayude a aceptar ese cambio de planes tan drástico en mi vida, a aceptarlo con amor, a vivirlo con amor, a confiar en sus nuevos propósitos para mi vida y los de nuestro hogar, a creer con determinación que sus planes siempre serán mejores y más altos que los nuestros (Isaias 55, 8-9).
Le doy las gracias a Dios de que en medio de las pruebas también provea el consuelo (2 Cor 1, 4), no soy desagradecida, justo se lo he dicho mucho en la exposición que hacen de su sacramental presencia ahora en fin de año, que sin embargo soy inmensamente bendecida por el amor con el que me rodea, por cada regalito, por cada detalle que me brinda.
Un te amo inmenso en este último día del año, que Dios nos abrace y nos bendiga, se que no estás aquí en este lugar, se que estás disfrutando del paraíso, pero el estar aquí es para orar, para conectarnos, para demostrarte como tu esposa va a donde vayas, y que en el infinito mar de nuestra existencia seguiré estando por siempre junto a ti. Un te amo de aquí al cielo hasta el infinito y más allá!!
Tu princesa, tu Paito.
Comentarios
Publicar un comentario