Conforme va pasando el tiempo Jesús va sanando mi corazón, se ha valido de un sin fin de medios para ello y puedo sentir hoy como mi alma se fortalece a causa de su acción en mi vida. Hoy siento la necesidad de irme ya desprendiendo de ti de una forma muy bella, hoy siento la necesidad de decir adiós a quien fue en un pasado el amor de mi vida, hoy miro atrás con total gratitud a Dios por haberme permitido ser tu esposa, por haberme regalado un hogar maravilloso, por haberme dejado el fruto de ese nuestro amor, plasmado en nuestra Agustina, hoy miro atrás y sonrío orgullosa, pues ese pasado me hace la mujer que soy hoy.
En alguna ocasión un padre amigo me decía, recuerdo que fue recién partiste "Paula usted ya no tiene esposo y eso no la puede agobiar o entristecer, la Palabra nos dice 'hasta que la muerte nos separe' y usted llevó a plenitud su matrimonio, siendo feliz y llevándolo hasta lo que Dios le envió, hasta que la muerte los separó, recuerde que en el cielo no existen lazos como en la tierra, allá no hay parejas, allá todos somos hermanos, todos vivimos bajo la plenitud del amor y el adorar a Dios, no hay rabias, no hay rencores, no hay celos, así que usted ya no es mas esposa de Daniel, ya el goza de la presencia de Dios y desde allá intercederá por su felicidad", en el momento en el que el padre me dijo esas palabras me fui un poco nostálgica para la casa, algo perturbada, me decía ¿Cómo no valió la pena tantos años juntos? para que luego me digan que ya no es más mi esposo! y tarde mucho en procesar aquella información pues mi corazón aún no te había soltado del todo. Hoy puedo comprender esa conversación de esa tarde, verla con otros ojos, me parece hermoso todo lo que Jesús ha hecho en mí, verme en pie luego de tu suceso, verme continuar, verme avanzar, verme crecer, es ver a Jesús, pues nada ha sido por mi esfuerzo, todo ha sido fruto de él.
Así que hoy hago esta carta desde otra tonalidad totalmente diferente, siento que voy cerrando otro ciclo, ciclo que cierro con la ayuda de San José también, quien ha sido ficha vital en todo este proceso, hoy puedo mirar al cielo y agradecer, hoy puedo soltarte por completo y continuar mi camino, aún quedan temores, aún quedan heridas, quedan cicatrices, pero todo ello puesto en las manos de Dios, a él me sigo abandonando y sólo el sabe que me tiene deparado en un futuro, por lo pronto se que hoy te puedo decir adiós con la tranquilidad de que ya no eres mío, de que ya le perteneces 100% a nuestro Creador, como decía San Agustín "Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto, hasta que descanse en ti", hoy te puedo decir adiós envuelto en un inmenso GRACIAS, gracias por haber custodiado mi corazón durante el tiempo que Dios te lo encomendó a tu guardia, gracias por haber sido participe en la construcción de la mujer que soy hoy, gracias porque se que me seguirás cuidando y seguirás velando por este hogar que juntos edificamos y que ya soy yo quien lleva el cincel y el martillo, los ladrillos del futuro, el cemento para continuar construyendo los sueños del mañana.
Se que sanaré hasta el fin de mis días, soy consciente de ello, como también soy consciente de que la cicatriz que hoy tengo en mi alma es la que me hace ser la Paula nueva que soy hoy. No me cansaré nunca de agradecerte el que me lleves a Jesús cada día, el que me hallas sacado de un letargo espiritual para luchar mas fuertemente por mi santidad y la de Agustina. Te amé, te amo y te amaré toda mi vida!!

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